cuando el encuadre se altera el analista está sobre aviso, mientras que cuando no hay alteración tendemos a despreocuparnos. Bleger se refiere, entonces, a los casos donde el encuadre no se modifica para nada; cuando el analizado lo acepta por completo, total y tácitamente, sin siquiera comentarlo. Es ahí, nos advierte, donde pueden yacer las situaciones más regresivas, donde puede abroquelarse la defensa más contumaz.