Observa su ubicación, su tamaño, su temperatura, su forma. Y cuando te des cuenta que estas desconcentrado, no te juzgues por esto, ni intentes controlar tu mente, recuerda que es normal que la mente piense, y con paciencia y compasión contigo mismo dile a tu mente “gracias mente” y vuelve a enfocarte en la respiración y en tu cuerpo.