Muchas veces, cuando se toman en consideración las formas de enseñar propias de la educación infantil, se cae en un falso dilema que lleva a pensar que si se enseña, no se deja crecer. Y tal dilema es falso porque, precisamente, pensar la enseñanza en la educación inicial equivale a pensar una de las formas de ayudar a crecer, atendiendo a las necesidades de los niños y ofreciendo las oportunidades para que desarrollen acciones, construyan significados, comuniquen deseos, expresen sentimientos, preocupaciones, se constituyan en sujetos sociales con pleno derecho a se escuchados, atendidos, amados y capaces de jugar, crear y disfrutar del tiempo compartido con otros.
- Genera un ambiente enriquecido en tanto ofrece oportunidades lúdicas, expresivas, sociales, exploratorias.
- Construye y permite habitar escenarios diversos con materiales y propuestas variadas.
- Permite al niño desplegar sus potencialidades, contando con adultos disponibles para interactuar y brindar la seguridad afectiva necesaria.
- Desarrolla procesos de alfabetización cultural que enriquecen el desarrollo personal y social de los niños pequeños.
- Permite habitar y significar la vida común y participar en ella.
- Propicia la construcción de la propia experiencia y la posibilidad de compartirla con otros.
- Acompaña al niño en la construcción de los significados culturales que portan los objetos, las acciones, los gestos, los modos de actuar, los festejos, las costumbres.