Exploraremos ahora, incluso con más profundidad, el arte de no hacer nada, de soltarnos en el acto amoroso. Esto constituye la oportunidad de vivir la experiencia culminante del aspecto yin del sexo sublime. Resultará muy purificador y relajante sumergir no en el acto amoroso sin plantearnos nada, ningún objetivo, imagen mental o preocupación: sin la necesidad de conseguir nada, simplemente la de ser. Nos animara notar, al cabo de diez o veinte minutos, que nuestra energía interior fluye, danza y vibra por si misma, incluso cuando no la dirigimos.