Entre los aportes hechos a la psicología por Aristóteles y su ética se encuentra su obra Ética a Nicómaco, en donde se visualizan los precedentes de lo que hoy conocemos como la psicología positiva. En dicha obra se mencionan conceptos como las virtudes y los buenos hábitos, siendo estos la vía hacia una buena vida. También se exponen las fortalezas, que según Aristóteles, son el medio innato para alcanzar la felicidad. Aunque no todas las personas son capaces de tener las fortalezas necesarias para llegar a tener una buena vida, estas pueden alcanzarse a través de la prudencia, con deliberación y controlando correctamente nuestras emociones. El concepto de “sabiduría práctica” también tiene gran importancia, aunque este normalmente se compara con el concepto de “prudencia”. Conforme con Lemos (2018), "la prudencia es la principal virtud humana, puesto que, le permite a las personas tomar mejores decisiones", es también la más importante virtud entre las 5 nombradas por Aristóteles: artes, ciencias, sabiduría e inteligencia siendo las otras 4, las que serían ineficaces si no actuaran en conjunto con la prudencia.
Aristóteles reflexionó a profundidad sobre el significado de la felicidad y su obtención, y a raíz de esto surgió una idea que continua presente en la psicología positiva: solo con hábitos diferentes y cambiando las malas actitudes se puede lograr una vida plena.