La función ejecutiva es esencial para la vida diaria de un individuo, ya que permite la toma de decisiones, la planificación, la adaptación a los cambios en el entorno, la resolución de problemas, el autocontrol y la regulación. Tanto el desarrollo neurológico como los adultos y los niños tienen muchos trastornos que están estrechamente asociados con los trastornos de la función ejecutiva y se pueden dividir en problemas internos y externos. El problema interno es el resultado de un conflicto entre la expresión espiritual de actividades creativas nuevas y repetitivas y la interacción de interacciones sociales, comunicativas, emocionales y motivacionales. Los problemas externos son el resultado de la relación del entorno del individuo. El objetivo de la función ejecutiva es resolver estos problemas de una manera eficiente y aceptable para las personas y la sociedad.