Conclusiones
Kant en su enseñanza propone una ética formal, aquella que no está enteramente relacionada con la experiencia vivida, sino, por el contrario, procede de la razón, un conocimiento que es práctico-racional.
Es importante mencionar que, para Kant, el concepto de deber engloba la idea de una buena voluntad y no al revés. Las acciones realizadas por buena voluntad son aquellas que están orientadas por deber y no por inclinación. El valor moral de la acción consiste en que nuestro obrar esté orientado siempre por el deber.
Entendemos el hombre como ser finito que cuenta con razón y sensibilidad, el autor deja por sentado que para que una acción contenga valor moral, ésta tendrá que ser guiada única y exclusivamente por deber y nunca por inclinación. Sin embargo, resulta interesante destacar que el ser humano a partir de las costumbres está ya familiarizado y codificado psicológicamente con la idea de un buen obrar, o un correcto proceder, además, todos los hombres tenemos instalada en nuestra cultura y también en los deseos personales una poderosa inclinación hacia la búsqueda de felicidad que representa aquí “la suma total de todas las inclinaciones”.
Kant se opone a esta postura, y en cambio nos propone que solo mediante la razón puede el hombre representarse leyes y determinarse moralmente a sí mismo.
Finalmente, la principal relación a exponer entre la psicología y la ética yace en que la psicología busca estudiar la conducta como un hecho material, mientras la segunda intenta explicar la bondad o maldad de los actos humanos y el “deber-ser”.