De modo, en un momento en el que generamos cada vez más cantidad de datos, podríamos incluso considerar que estos son uno de los «motores» de la transición energética. Los datos están intrínsecamente relacionados con la digitalización, son la base de: la inteligencia artificial (IA), al tratamiento avanzado de datos, al internet de las cosas (IdC) o al aprendizaje automático, por mencionar cuatro ejemplos. Estas nuevas tecnologías ofrecen grandes posibilidades para mejorar la eficiencia y gestionar la complejidad del sistema energético a lo largo de todas las fases de la cadena de suministro.