El primer nivel de actuación es el intencional: la virtud moral da lugar a una intención firme y estable de obrar siempre con justicia, fortaleza, templanza, etc. Después la virtud se actúa como elección recta en dos momentos: primero, la prudencia, apoyándose siempre en la intención del fin virtuoso y, en segundo lugar, la virtud facilita la elección de esa acción.