“¡Te odio!” le grita Maya, de cinco años, a su madre. “¡Eres una mami mala!” Enfadada porque su madre la envió a su cuarto por pellizcar a su hermanito, Maya no puede imaginar que pueda volver a querer a su madre. “¿No te da vergüenza haber hecho llorar al bebé?”, le pregunta su padre un poco después. Maya asiente, pero solo porque sabe que ésa es la respuesta que él quiere. En realidad, siente una mezcla de emociones.