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Reglas del discernimiento, Como actúan: - Coggle Diagram
Reglas del discernimiento
Primera:
A las personas que viven pecando, el mal espíritu no deja de proponerles
placeres aparentes para que permanezcan el en vicio
El buen espíritu remueve sus
consciencias para que caigan en la cuenta de que están llevando una vida desordenada y que si siguen así, van a perder su vida.
Segunda:
A las personas que va superando su vida de pecado y se acercan más a Dios, el mal espíritu los inquieta con falsas razones que sugieren que esa nueva vida que está llevando es una farsa.
En cambio, el buen espíritu los anima, les da fuerza para
seguir adelante y les quita los impedimentos que pone el mal espíritu.
Tercera: La consolación espiritual
Es el lenguaje por medio del cual Dios se comunica
con el ser humano. La persona siente en su interior el amor de Dios, una gran paz y tranquilidad.
Cuarta: La desolación espiritual
la desolación nos hace sentir tristes, sin fe, sin esperanza, sin amor. En la desolación nos sentimos confundidos, como si la vida no tuviera sentido, como si Dios nos hubiera abandonado.
Quinta:
Cuando estemos desolados debemos ser valientes y mantenernos firmes en los propósitos de unirnos a Dios y dejar a un lado la vida de pecado.
Sexta:
Cuando estemos desolados debemos enfrentarnos a la desolación siendo más fieles a la oración y a los exámenes. Si es conveniente podemos hacer alguna penitencia, como
abstenernos de unos minutos de descanso para orar más.
Séptima: Cuando estemos desolados, pensemos que Dios lo ha permitido para que combatamos al enemigo con nuestras propias fuerzas.
Octava: Cuando estemos desolados, hay que guardar la calma y no perder la esperanza de
que pronto seremos consolados por Dios.
Novena:
Podemos estar desolados por tres causas: 1) Por nuestra pereza o negligencia que nos han permitido hacer los ejercicios espirituales a cabalidad.
2) Porque Dios quiere saber si lo
seguimos a Él solamente porque nos regala las consolaciones, o por un amor sincero que también supone momentos de sequedad.
3) Para que caigamos en la cuenta de que las consolaciones son un regalo de Dios, y no un premio que conseguimos con nuestras propias fuerzas.
Onceava:
Cuando estemos consolados debemos reconocer humildemente que la consolación es un regalo de Dios, y no un mérito nuestro.
Decima:
Cuando estemos consolados debemos aprovechar para tomar fuerzas para enfrentar la desolación que seguramente vendrá más adelante.
Doceava:
Cuando el enemigo nos tienta, hay que enfrentarlo con decisión y valentía; porque si le demostramos debilidad y miedo, nos atacará ferozmente.
Decimo Tercera:
El enemigo siempre actúa en secreto y no quiere ser descubierto. Es como aquel enamorado que, con malas intenciones, va seduciendo lenta y dulcemente a una mujer
para aprovecharse de ella.
Decimo Cuarta:
El enemigo nunca ataca de frente a la persona que está reformando su vida, sino que lo ataca por sus lados más débiles.
Como actúan: