Con el aumento del conocimiento durante la Edad de los Metales, la educación fue adquiriendo complejidad. Posiblemente, se fueron estableciendo niveles de dificultad y necesidad, los cuales iban siendo alcanzados por los niños a medida que crecían. Hacia la Edad del Hierro, con la división laboral y socio-económica marcada, también se dispersaron las líneas educativas. Así, mientras unos aprendían a trabajar duro, otros eran criados para gobernar.