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Espacio vital - Coggle Diagram
Espacio vital
Clarence Rimbro no ponía más objeciones al hecho de vivir en la única casa de un planeta deshabitado de las que pondría cualquier otra persona entre el trillón de habitantes de la Tierra.
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Además, si se deseaba volver a la verdadera Tierra, si se insistía en ello, si se quería de verdad tener gente y aire alrededor, así como agua para nadar, sólo se precisaba cruzar la puerta delantera de la casa.
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Tampoco hay que olvidar que en el planeta sin vida sobre el que se hallaba emplazada la casa de Rimbro, el silencio era total, excepto en caso de viento o lluvia, con sus monótonos efectos. Y el aislamiento, completo, así como cabal la sensación de absoluta propiedad respecto a los tres millones de kilómetros cuadrados de la superficie planetaria
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Desde luego, pensó, de vez en cuando se producía alguno en todos los planetas, aunque por regla general se evitaban las zonas expuestas a ellos.
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Acariciaba una idea que hasta entonces no se había atrevido a compartir con nadie, aunque su preocupación por ella le había apartado de la arqueología y metido en la cuestión del alojamiento.
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Ching sabía muy bien a qué se refería. Cuando se habían establecido las pautas de probabilidad, la propiedad exclusiva de un planeta constituyó un poderoso incentivo para los primeros colonizadores
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«No hay hombre tan pobre -rezaba el eslogan publicitario- como para no poseer un imperio tan grande como Gengis Kan.» Anunciar una colonización múltiple supondría una afrenta para todo aquel que se estimara en algo.
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Es realmente humillante pensar que comparto mi mundo, mi propio mundo, con alguien más. No estoy dispuesto a soportarlo.
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A pesar de la situación y de la época del año -octubre-, la temperatura resultaba pegajosamente elevada, debido al efecto de almacenamiento del dióxido de carbono en la atmósfera de aquel mundo muerto.
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Se detuvo al no recordar las palabras germanas adecuadas. Pero una idea le roía la mente. Tenía que hallar algún medio de comprobarla.
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El otro frunció el entrecejo y permaneció caviloso. Alzó su mano enguantada como para darse un golpe en la mandíbula u otro gesto equivalente, la pasó por el visor transparente que cubría su cara, y la dejó posada allí, sin bajarla, mientras seguía meditando.
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Cada uno de sus cabellos grises significaba un problema resuelto, y cada uno de sus cabellos perdidos, un problema soslayado.
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Sin embargo nadie lo hizo, que yo sepa. Después de todo, existe un número infinito de mundos deshabitados y sin duda no somos los únicos que decidieron resolver el problema de la población siempre en aumento mediante la expansión en los mundos probables.
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Naturalmente, resultó que habían construido cierto número de viviendas en cada mundo desocupado... Y ahora existe el proyecto de explorar otros mundos y establecer convenios similares con quienes encontremos en ellos.
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Una raza lo bastante inteligente para viajar por el espacio será capaz de hacerlo. Y por el equipo y el mobiliario de la vivienda de que se apoderen, deducirán nuestra probabilidad... Y en tal caso, ¿cómo manejaríamos a los extraterrestres? No son germanos, ni otra clase de terrestres
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