El rostro: Al ver los rostros de los demás nosotros podemos descubrir su intimidad, su actitud ante nosotros y los demás, su estado de ánimo. La cara es el espejo del alma, dice el refrían, también podemos decir que, a partir de cierta edad, el hombre es responsable de su rostro porque allí queda plasmada su crispación o alegría, su actitud desenfadada o tensa, el cansancio de la vida, la desesperación o la esperanza.
La belleza (del hombre y de la mujer): Es otra de las dimensiones esenciales del cuerpo. La belleza marca, en principio, para bien, pero no necesariamente si no se la sabe integrar armónicamente en el conjunto de la vida. Una persona hermosa desde el minuto un en que llega a algún lado crea un espacio especial a su alrededor, tiene el mundo a su favor, pero, también puede ser convertida en un objeto de admiración o deseo y deberá cargar con el peso de su belleza.
El vestido: Esta relacionado con el cuerpo, es decir, nos vestimentos para protegernos del medio ambiente pero también por muchos otros motivos: para ocultar nuestra intimidad corporal porque no deseamos que nuestro cuerpo, especialmente los órganos sexuales estén expuestos a la vista de todos.