Los virus no tienen citoplasma ni ribosomas (elementos necesarios para formar una célula), por eso no pueden multiplicarse por sí solos y necesitan infectar la célula de otro organismo para hacerlo.
Los virus se contagian por contacto directo, a través de fluidos corporales (sangre, saliva, semen) o secreciones (orina, heces). También pueden infectarse las personas que toquen objetos o animales infectados. Por eso, en caso de epidemia, es importante mantener un alto grado de higiene.