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Teoría Psicosexual, El período de latencia sexual de la infancia y sus…
Teoría Psicosexual
Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil
El chupeteo
Aparece ya en el lactante y puede conservarse hasta la madurez o persistir toda la vida, consiste en un contacto de succión con la boca (los labios), repetido rítmicamente, que no tiene por fin la nutrición.
La acción de mamar con fruición cautiva por entero la atención y lleva al adormecimiento o incluso a una reacción motriz en una suerte de orgasmo. Por esta vía, muchos niños pasan del chupeteo a la masturbación.
Autoerotismo
En el chupeteo o el mamar con fruición hemos observado ya los tres caracteres esenciales de una exteriorización sexual infantil.
Esta nace apuntalándose en una de las funciones corporales importantes para la vida; todavía no conoce un objeto sexual, pues es autoerótica, y su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena.
Anticipemos que estos caracteres son válidos también para la mayoría de las otras prácticas de la pulsión sexual infantil.
La meta sexual de la sexualidad infantil
Caracteres de las zonas erógenas
La propiedad erógena puede adherir prominentemente a ciertas partes del cuerpo, como lo es claro en el chupeteo, cualquier otro sector del cuerpo puede ser dotado de la excitabilidad de los genitales y elevarse a la condición de zona erógena.
Las zonas erógenas e histerógenas exhiben los mismos caracteres.
Meta sexual infantil
La meta sexual de la pulsión infantil consiste en producir la satisfacción mediante la estimulación apropiada de la zona erógena que, de un modo u otro, se ha escogido, escogido debido a la satisfacción que se ha sentido antes y la necesidad de una repetición.
La necesidad de repetir la satisfacción se trasluce por dos cosas: un peculiar sentimiento de tensión, que posee más bien el carácter del displacer, y una sensación de estímulo o de picazón condicionada centralmente y proyectada a la zona erógena periférica
Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias
Activación de la zona anal
El valor erógeno de este sector del cuerpo es originariamente muy grande
La retención de heces provoca fuertes contracciones musculares que tienden a producir sensaciones voluptuosas junto a las dolorosas.
Activación de las zonas genitales
Las activaciones sexuales de esta zona erógena son el comienzo de una vida sexual normal.
Es inevitable la sensación placentera que le provoca en estas zonas lo que al niño le despierta la necesidad de repetirla.
La Masturbación infantil tiene 3 fases: Periodo de lactancia, breve florecimiento del acto sexual y por último, el que se toma más en cuenta es el onanismo.
Segunda Fase de la Masturbación Infantil
Fase fálica
Cuando el niño y la niña empiezan a tener curiosidad de sus genitales, manipulándolos con frecuencia siendo una actitud castigada por los padres
Complejo de Edipo
El niño quiere matar a su padre y reemplazarlo como la pareja sexual de su madre, la ansiedad de castración; el conflicto suele superarse cerca de los seis o siete años.
Complejo de castración
En el inconsciente se pone en funcionamiento el llamado complejo de castración, que aporta al niño una respuesta fundamental al enigma que le plantea la diferencia anatómica de los dos sexos (posesión o privación del pene), que el niño atribuye a la mutilación del pene en la niña.
El período de latencia sexual de la infancia y sus rupturas
El neonato trae consigo gérmenes de mociones sexuales que siguen desarrollándose durante cierto lapso, pero después sufren una progresiva sofocación
Esta puede ser quebrada por oleadas regulares de avance del desarrollo sexual o suspendida por peculiaridades individuales
Formación reactiva y sublimación
Las mociones sexuales de los infantes serían inaplicables, porque las funciones de la reproducción están diferidas, esto constituye el carácter principal del período de latencia.
Por otra parte serían en sí perversas, partiendo de zonas erógenas, sustentados en pulsiones que sólo provocarían sensaciones de displacer
Por eso suscitan fuerzas anímicas contrarias (mociones reactivas) que construyen, para la eficaz sofocación de ese displacer, los mencionados diques psíquicos: asco, vergüenza y moral.
Rupturas del periodo de latencia
De tiempo en tiempo irrumpe un bloque de exteriorización sexual que se ha sustraído a la sublimación.
O cierta práctica sexual se conserva durante todo el período de latencia hasta el estallido reforzado de la pulsión sexual en la pubertad.
Las inhibiciones sexuales
Durante el periodo de latencia se edifican los poderes anímicos que después se presentarán como inhibiciones en el camino de la pulsión sexual.
Los cuales se angostarán su curso a la manera de unos diques (el asco, el sentimiento de vergüenza, los reclamos ideales en lo estético y en lo moral).