Alteraciones de la imagen corporal, ansiedad, depresión, mutismo, enuresis, alteraciones del sueño, irritabilidad, regresiones a etapas previas de desarrollo, etc.
Por ello los niños hospitalizados deberían recibir una atención integral que junto con la atención médica especializada incluya atención psicológica
También de tipo educativo, como una forma de prevenir y/o contrarrestar los efectos psicológicos negativos que puede originar la hospitalización.