La individualización de los problemas sociales supone identificar a una persona, la que menos poder tiene, por regla general, como “el problema” y, en consecuencia, el objeto de preocupación. Mientras tanto, otros sujetos de la red, al definir su problema como “la persona”, han trasladado su “problema” a los problemas de esa persona. Este proceso no es maligno, sino una forma convencional de definir los problemas en una sociedad que otorga importancia a la separación de los individuos a riesgo de subestimar su interdependencia.