"Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre; para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios"
(San Ireno de Lyon, Adversus haereses, 3, 19,1)