Las tasas de mortalidad neonatal, infantil y preescolar se han reducido, en parte, por las mejoras en las condiciones sanitarias y de acceso a servicios de salud; sin embargo, todavía no alcanzan las cifras establecidas para las Metas del Milenio. Entre 1980 y 2009, la mortalidad neonatal se redujo de 15.7 a 9.2 por 1,000 nacidos vivos. La mitad de las muertes neonatales son prevenibles y ocurren durante el trabajo de parto, el parto y en las primeras 24 horas de edad.