La globalización da monumentales oportunidades de conseguir un desarrollo realmente mundial, sin embargo, no está avanzando de forma uniforme. Algunos países se están integrando a la economía mundial con mayor rapidez que otros. En los países que han logrado integrarse, el crecimiento económico es más rápido y la pobreza disminuye. El futuro de la globalización (o la antiglobalización) depende de factores diversos.
Ciertos de ellos deben ver con la perspectiva política y económica de la nueva generación de dirigentes y gobiernos sobre la profundidad y magnitud de los cambios comerciales y regulatorios, más que nada en materias como inversión extranjera directa, nuevos esquemas impositivos, reglas de procedencia en los convenios comerciales y reglamentos logísticos; sin embargo además en otras preguntas que, aunque no se encuentren en relación con el negocio, los gobiernos tienen la posibilidad de concluir vinculando, como inmigración, estabilidad, fronteras y procesos democráticos.
El nuevo orden económico mundial implica una nueva división internacional del trabajo, una nueva estructura comercial y financiera, así como cambios vectoriales de sus flujos en cuanto a magnitud y dirección. En consecuencia, al margen de la consciencia que en el país tengan las fuerzas sociales al respecto, implicará necesariamente una nueva posición o ubicación del país en ese nuevo orden