O lenguaje egocéntrico, su destino es interiorizarse y orientar el pensamiento y la conducta, preparando el discurso interno y, al externalizarlo, cumple funciones sociales, permitiéndole al niño comunicar sus intenciones a otros, promoviendo socialización. También lo ayuda en la elaboración de planes para sus actividades, orientación mental y una comprensión consciente.