Entre los autores que afirman la historicidad de Jesús se encuentran: Raymond E. Brown (La muerte del Mesías, ISBN 84-8169-485-1); John Dominic Crossan (Jesús, vida de un campesino judío, 1994, ISBN 84-7423-655-X; Jesús desenterrado, ISBN 84-8432-459-1); Bart Ehrman (Jesús, el profeta judío apocalíptico, 2001, ISBN 84-493-1027-X); Gerd Theissen y Annette Merz (El Jesús histórico, 2004, ISBN 84-301-1349-5); E. P. Sanders (La figura histórica de Jesús, 2000, ISBN 84-8169-400-2); Geza Vermes (Jesús el judío: los manuscritos leídos por un historiador, 1994, ISBN 84-7669-213-7; La religión de Jesús el judío, 1996, ISBN 84-7979-201-9); Paul Winter (El proceso a Jesús, 1983, ISBN 84-85501-50-0). La negación de la existencia de Jesús es una posición muy tardía, ya que Jesús comenzó a estudiarse como figura histórica, al margen de la religión, recién en el siglo XVIII. Los principales defensores de este punto de vista son Timothy Freke y Peter Gandy (Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana, 2000, ISBN 84-253-3450-0); Earl Doherty (El puzzle de Jesús, 2005, ISBN 84-9800-268-0) y, sobre todo, George Albert Wells (The Historical Evidence for Jesus, 1988, ISBN 0-87975-429-X); The Jesus Myth, 1998, ISBN 0-8126-9392-2). La inmensa mayoría de las enciclopedias y obras de referencia aceptan la historicidad de Jesús. Es el caso, por citar un ejemplo prestigioso, de The New Encyclopaedia Britannica (pp. 360-377, tomo 22, Chicago, 1990. ISBN 0-85229-511-1). También los defensores de la teoría de la inexistencia de Jesús reconocen que la opinión generalizada es la contraria. Según George Albert Wells, en un artículo publicado en 1999: