El aprendizaje es la confluencia de dos actuaciones, la del profesor y la del alumno (González Soto, 1984). En esta relación hay un protagonismo múltiple y en ella cobran valor docente, discente y contexto en el que se produce el intercambio.
El aprendizaje se plantea como la construcción activa y progresiva del alumno de sus propias estructuras de adaptación e interpretación a través de “experiencias” directas o mediadas, donde los medios y recursos son herramientas al servicio de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
El aprendizaje se ve facilitado por estos instrumentos de representación, facilitación o aproximación a la realidad. Por sí solos no mejoran la enseñanza o el aprendizaje, sino en la medida que hayan sido seleccionados adecuadamente y con funcionalidad al contexto de acción didáctica en el que se vayan a emplear.
Según cual sea el elemento central del proceso, se producirá un modelo distinto de actuación didáctica.
Al posicionarse los medios como elemento central, los elementos del acto didáctico juegan un papel diferente, se genera una relación diferente entre ellos y se reubican con respecto a los demás componentes del acto didáctico.