La crítica que el filósofo norteamericano W. v. O. Quine efectuó en 1951 a la distinción analítico/sintético tuvo, entre otras muchas, la consecuencia de socavar una de las bases en las que se había sustentado hasta entonces la epistemología: la idea de que la tarea de analizar el conocimiento humano, en la medida en que era una tarea filosófica, podía hacerse de forma a priori, ya fuera mediante el análisis conceptual, lógico, o trascendental, sin necesidad de recurrir a los propios resultados de la investigación empírica. En 1969, en un trabajo titulado «La naturalización de la epistemología», Quine de fendió la tesis de que este modo de proceder era erróneo y que la epistemolo gia debía naturalizarse. Dicha naturalización significaba que la epistemología debía abandonar los procedimientos especulativos y a priori que la venían ca racterizando y pasar a formar parte de las ciencias empíricas; en particular, se gün Quine, de la psicología. Esta propuesta de naturalización de la epistemolo gía ha tenido un éxito creciente desde entonces y ha tomado diversas formas. No todos sus defensores aceptan, sin embargo, la disolución de la epistemolo gía en una ciencia empírica, sea la psicología o cualquier otra.