También la pintura italiana en el siglo XVI alcanza los máximos logros de perfección clá sica para después derivar al Manierismo. El proceso arranca a principios de la centuria con Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Ticiano. Los tres primeros trabajan en Florencia o en Roma, mientras que el último lo hace en Venecia. Son éstos, junto con Parma, los centros pictóricos primordiales de Italia ahora, de manera que cada uno de ellos impone un estilo peculiar que, a su vez, establece corrientes artísticas con repercusión en el futuro