Surgió en París, en 1924. Se considera heredero directo del dadaísmo, pues se volcó hacia la interioridad del individuo y se propuso recuperar lo más básico e instintivo de los seres humanos. Los surrealistas exploraban las posibilidades del automatismo y el mundo de los sueños, pues consideraban que ahí residía el arte puro, aquel que no estaba contaminado por la razón. Además de desempeñar un papel importante en las artes plásticas, este movimiento tuvo un gran impacto en la poesía, la filosofía y el cine.