El futurismo se fundó en Italia, en 1909, por el poeta Filippo Tommaso Marinetti. Este movimiento exaltó el nacionalismo y negó cualquier relación con el pasado histórico (de hecho, condenó la existencia de los museos), ya que concentró su atención en el futuro y en las promesas de la modernidad: el progreso y el uso de la tecnología, la captura de la realidad en movimiento e, incluso, la veneración de las máquinas.