Si los precios de estos productos básicos cayeran, como lo hizo el precio del petróleo en 2008 y 2015, los ingresos también se desplomarían y arrastrarían a toda la economía a una recesión, como parecía estar sucediendo en 2015. Si, por otro lado, los ingresos del petróleo y otras exportaciones de recursos naturales se recuperarían a nuevos máximos, las ganancias podrían invertirse en industrias manufactureras y de alta tecnología, lo que permitiría al país una economía más estable y diversificada.