En ámbitos extrafilosóficos, es frecuente la referencia al término “antivalores”, para denotar valores “decadentes”, frente a los “buenos” que “se han perdido y debemos rescatar”. Sin embargo, desde el relativismo cultural resulta difícil hablar de “antivalores”, pues se trata sólo de valores opuestos a los sustentados por la moralidad de determinados grupos, culturas o épocas.