Los pastores y campesinos de Europa central llegaban por los excelentes pastos y la fertilidad de sus campos, mientras que los inmigrantes orientales buscaban los puertos del sur, valles fértiles y los bosques que suministraban madera.
Los moradores de la Europa central y oriental llegaban del norte y del sur. Los más antiguos habitantes eran ligures e iberos, próximos de España y de Galia; luego aparecieron las tribus indoeuropeas. Ellos comenzaron por construir aldeas en los lagos del norte de Italia. llegaron a Italia al comienzo de la edad de los metales, la edad del cobre y del bronce.
otros clanes que provenían de fortificaciones en las montañas. traían consigo herramientas y armas perfeccionadas y, por eso, desplazaron a los moradores de los lagos y a los aborígenes. ocupando distritos hasta llegar a ocupar el sur de la península.
Esos inmigrantes se fueron dividiendo paulatinamente en tres grupos: los umbros, los latinos y los samnitas. Los primeros ocuparon el norte de Italia y parte del centro, los segundos, el curso inferior del valle del Tíber y los últimos, las colinas y valles del sur de la península, aunque no pudieron mantener el control de la costa.
Los más fuertes y numerosos de esos clanes fueron los yápiges, que ocuparon la costa sudoriental de Italia. La costa occidental, salvo el curso inferior del Tíber, fue conquistada por invasores. En el norte, los itálicos fueron rechazados hacia las montañas o sometidos por los etruscos.
Grupos de inmigrantes de Grecia ocuparon en el siglo VIII a. C, toda la franja costera del sur, excluyendo Apulia, incluyendo Campania.
Los últimos invasores de Italia fueron los celtas. procedían del norte, Francia y del valle del Danubio. En el siglo VI a. C ocuparon el valle del Po, arrojando de allí a los etruscos.