En la modernidad, el hombre se constituyó como sujeto. Es decir, que todo se comprende con referencia a él, incluyendo la naturaleza y la actividad humana en general. Por eso, la pregunta básica para el conocimiento filosófico y el científico moderno es: ¿qué es el ser? De esta manera, la posmodernidad se caracteriza por “la muerte del sujeto”, porque el conocimiento deja de estar centrado en el ser humano, y la verdad ya no se considera una realidad universal, sino un desvelamiento constante o, en su defecto, que es relativa.