El ajiaco de Cundinamarca y Boyacá, la lechona tolimense,
el friche de La Guajira, la mamona llanera, el cuynariñense, el arroz con camarones del Caribe, el sancocho de gallina del Valle del Cauca, el tamal de pipián del Cauca, la sopa de mute de Santander, el pastel de arroz del Chocó, el rundown (rondón) de San Andrés y Providencia, los fríjoles con
arroz de la región paisa (llamada también frijolada antioqueña, plato montañero obandeja paisa); el cocido boyacense; el tucupí amazónico, los chorizos de Santa Rosa (Caldas); las longanizas de Sutamarchán; las gelatinas de Andalucía (Valle);
la arepa de huevo de Luruaco y las butifarras de Soledad (Atlántico); las arepas de maíz de Hato Nuevo y la malangada de Urumita (La Guajira); los tamales de Piedecuesta (Santander); los dulces de azúcar de la vereda Tuatés, en Belén Boyacá
son unos cuantos ejemplos, entre una infinidad de manifestaciones
culinarias, de la pertenencia de un plato o una receta a una región, a una localidad o a una comunidad de personas