El período invasivo del parásito suele pasar inadvertido, aunque puede existir fiebre, náuseas, vómitos y diarrea al invadir el gusano la pared intestinal. El período de estado, correspondiente a la presencia del parásito en el pulmón, suele producir escasa sintomatología, por lo que la concurrencia del paciente a un centro de salud suele hacerse solamente cuando tiene tos persistente o bien cuando aparece disnea y expectoración sanguinolenta, dolor torácico, derrame pleural, estado febril