Las empresas de cualquier tamaño pueden sufrir este problema de forma perpetua. Necesitan gestionar una cartera de actividades, poniendo a punto sus motores de crecimiento de forma simultánea y desarrollando nuevas fuentes de crecimiento para cuando llegue el momento en que, inevitablemente, su motor se detenga. Cómo hacerlo es el tema del capítulo 12. No obstante, antes de gestionar esta cartera, necesitamos la estructura organizativa, la cultura y la disciplina que permitan manejar estos cambios rápidos e inesperados. Yo llamo a esto organización adaptativa, y es el tema del capítulo 11.