Según Sartre, como los seres humanos damos existencia a lo que está en nuestra mente, lo mismo hacemos con Dios. Y como Dios no existe, eso hace que estemos solos y asumamos nuestras propias responsabilidades, siendo nosotros los únicos que podemos establecer las reglas de nuestros comportamiento. Según Sartre, nosotros dependemos de nosotros mismos así que si tomamos alguna decisión, somos los únicos responsables ya que no podremos culpar a Dios o alguien más.