El islam es una religión monoteísta, es decir, cree en la existencia de un único Dios y además, es una religión profética, representa de forma personal a lo divino, por lo que establece una relación con Dios mediante el diálogo, la alianza, el amor y la obediencia personal. Además, los profetas tienen un papel primordial actuando como intermediarios en la relación del creyente con Dios.