• Capacidad para controlar el “furor curandis”: La experiencia nos indica que el impulso de “hacer algo”, aunque no haya nada activo que convenga hacer, se presenta durante el tratamiento de los pacientes graves.
Si el médico no está alerta a estos dinamismos, tenderá a sentirse poderoso, inteligente y omnipotente, corriendo el riesgo de actuar sin reflexión, embarcándose en situaciones complicadas, que a la postre, resultan muy difíciles de solucionar o de controlar.