La dirección científica no se trata de ganar más, ni de recortar cotos, ni un mero sistema impreso en papel que se siga letra por letra, ni un estudio de personas. La dirección científica es aquella que primero revoluciona la mente del trabajador para que entienda de manera efectiva los deberes con el mismo y con el empresario, sin esto no existe la dirección científica. Sin embargo, este cambio no se da de la noche a la mañana, ni siquiera en un año, pues todos nos aferramos a nuestras ideas. Solo se puede lograr con un proceso en donde el colaborador interno entienda que esto hará que tenga mejor sueldo, dejando a un lado la lucha y trabajando en equipo para producir más con menos.