Regular la conducta de esfínteres y heces demorando la gratificación será requerido por los adultos (el bebé no lo hará cuando quiere). Lo que ocurrirá será que el niño se percata de que esa actividad interesa al adulto y de que influye en el comportamiento de los adultos (genera actitud acariciante o frustrante). Aparece una moral sutil o abrupta: si se renuncia a hacer las cosas en el pañal y se regula en función de las exigencias, se asegura el cariño de los adultos, siente que es aceptado y que está limpio. Si no controla esfínteres o heces, puede quedar asociado, pueden utilizar esa conducta contra los padres, sentirán que son malos, pequeños y sucios; además, puede llevar a comportamientos de rebeldía, estreñimiento, horarios descompensados, sentimientos de culpa, etc.