Hallel porque en él se contienen las cinco realidades: el éxodo de Egipto (Sal 114,1), la división de las aguas del mar de los Juncos (Sal 114,3), la entrega de la torah (Sal 114,4), la resurrección de los muertos (Sal 116,9) y los sufrimientos de la época mesiánica (Sal 115,1).
Del recuerdo de las acciones salvíficas del Señor nace luego la súplica con que se le pide que recuerde, y con ello que renueve, sus prodigios.