Para Savater, como para muchos, la ira es una simple reacción humana, y
el pecado de la ira depende del grado en que se manifieste: “Cuando el
movimiento instintivo pasional de la ira se despierta, nos ciega, nos estupidiza
y nos convierte en una especie de bestias obcecadas. Ese e exceso es perjudicial,
pero yo creo que un punto de cólera es necesario” (2005, p. 81).