Los primeros nombres propios del arte catalán aparecen con el arte gótico, siglos XIII-XV: los pintores Jaume Huguet, Lluís Dalmau, Bernat Martorell y Lluís Borrassà, y escultores como Jaume Cascalls y Pere Sanglada. La transcendencia artística pasa al mueble litúrgico, con especial atención al retablo, la escultura, el pergamino y las piezas decorativas.