Por una parte, la religión griega carecía de libros sagrados y eran los poetas —sobre todo Homero y y eran los poetas —sobre todo Homero y Hesiodo— los encargados, con sus obras de poesía épica, con sus tragedias, etc., de transmitir la tradición. Gran cantidad de religiones tienen un libro sagrado (o más de uno). En el antiguo Egipto era El Libro de los Muertos, en el Islam El Corán, en el cristianismo La Biblia religiosa. El hecho de carecer de libros sagrados que fijasen definitivamente la doctrina hizo a la religión mucho más vulnerable al paso del tiempo.