Características de los diferentes subsistemas familiares Por Edson Diego Saldaña Andriano

Conyugal (Pareja)

Parental (Maternidad y Paternidad)

Hermanos

Se puede definir a la pareja como la unión de dos personas que establecen lazos amorosos de carácter íntimo, con una intención admitida o no de durar; con o sin compromiso institucional.

La elección de la pareja puede darse con base en el atractivo físico, la frecuencia de la interacción, la similitud percibida en aspectos tales como la raza, el grupo étnico, la religión, la educación, la clase socioeconómica y los valores. La elección puede también basarse en la complementación de necesidades así el individuo escoge a aquella persona que pueda ofrecerle mayor gratificación a las mismas.

Shostrom (1989) habla de tres tipos de relaciones de pareja en la actualidad: tradicional, hedonista y actualizante.

Hetherington (2003), clasifica las relaciones de pareja en cinco tipos: las que buscan la distancia, las poco comprometidas, las operativas, las cohesivas–individualizadas, y las tradicionales.

Una de las funciones que se han conservado en la vida en pareja está asociada al aspecto económico; ya que en la mayor parte de ellas existe un beneficio económico para ambos integrantes ya sea por compartir los gastos del hogar o por el hecho de que uno de ellos cumple funciones que en caso de no ser desempeñadas, ocasionaría en muchos casos que se tuviese que contratar una persona fuera de la familia para que las llevase a cabo.

La sociedad moderna se caracteriza por un gran dinamismo y una sobrecarga de roles sobre las personas; para garantizar un buen ajuste de la pareja se requiere de una mayor flexibilidad de los roles de género en los que tanto hombres como mujeres desempeñen funciones de proveedores y cuidadores indistintamente.

En la mayor parte de los casos la relación de pareja contribuye a la felicidad y
el desarrollo personal de sus integrantes.

Aunque en nuestro tiempo no parece posible separar la relación de pareja del amor, la necesidad de este sentimiento para la constitución de la pareja es de surgimiento relativamente reciente.

La paternidad y la maternidad se conciben como fenómenos cuyo significado
es elaborado por la humanidad.

El hecho de convertirse en padre o madre constituye una experiencia que la
mayoría de las personas afrontan en algún momento de su vida.

Maternidad
Hasta antes del periodo de la Reforma, la función de la madre se limitaba a la cuestión reproductora ya que incluso el cuidado de los hijos, especialmente los varones, quedaba a cargo de otros hombres y no de las mujeres, por lo que la relación de la madre con los hijos no era tan cercana como la conocemos en la actualidad.

Paternidad
Existe un acuerdo social que considera en general al padre como quien defiende de un ataque, protege, apoya, ayuda, abriga, preserva y salva.

Se afirma que ambos padres se complementan y se apoyan mutuamente en el ejercicio de sus funciones parentales, lo cual mejora tanto el dinamismo como la efectividad de las mismas. Resulta una posición muy estereotipada el hecho de asociar el padre al ejercicio de la ley y a la madre la de afectividad, como insinúan los autores antes mencionados.

Varios estudios han mostrado la relación de la personalidad de la madre con
cualidades conductuales de los hijos.
Muchos han querido explicar las conductas asociadas a la maternidad con
el llamado “instinto maternal”, y pensar que son naturales y normales.

Se puede mencionar una serie de circunstancias que afectan la manera en que ambos
padres enfrentan sus funciones con relación a la crianza de los hijos, tales como:

La planificación del hijo, el género, la edad, las características de personalidad, las ideas de sus padres acerca de sus funciones, acerca del desarrollo y crianza, relación entre los padres e hijos y las redes de apoyo emocional.

Los hermanos de una misma familia son diferentes porque interiorizan interacciones intrafamiliares diferenciales para cada uno.

La importancia de la existencia del subsistema hermanos ha sido puntualizada al referirse al conflicto entre hermanos como una interacción que facilita
el desarrollo y que puede ser utilizada como un recurso educativo.

El aprovechamiento de las posibilidades de interacción entre hermanos depende en gran medida de las preconcepciones y expectativas de los padres respecto a la relación fraterna.

Otro aspecto relevante es que en la conversación entre hermanos se ofrece la oportunidad de asumir el control, algo que resulta difícil en la conversación con los padres (Garvey, 1986)

La práctica habitual del juego en la relación fraternal es otra de las oportunidades de desarrollo para los niños. Lo valioso y excepcional del juego es la ausencia de control externo, la libertad para jugar con sus propias reglas, haciendo variar las metas de la actividad de un momento a otro, algo que es peculiar entre hermanos que disponen de todo el día para interactuar, así el juego resulta “interminable”.

Los hermanos cumplen funciones importantes en el desarrollo de habilidades sociales en los niños y adolescentes, ya que es con ellos con quienes reproducen las relaciones más simétricas que tendrán posteriormente sus relaciones con los compañeros de clase y de juegos.