Lo primero a resaltar es que para comprender las practicas sociales se debe comprender a los sujetos que hacen parte de estas practicas pues, estos no sólo son un objeto de estudio, sino que son el eje central de las mismas. Es desde ellos que nacen todas las condiciones para que se den las pautas comunicacionales; es decir desde lo que se enuncia (las narrativas) hasta lo que no se enuncia (los silencios). Por ello, al intentar comprender a los sujetos se forma un entramado de situaciones necesarias de entender como lo son la producción de sentidos (que parte desde la relación intrapersonal y va hacia las relaciones interpersonales), envolviendo todas las situaciones de la vida diaria en la que cada individuo dentro y fuera de un grupo otorga un significado a lo que ocurre. De igual forma, al hacer el trabajo de reconocer al otro para comprender las practicas sociales, como comunicadores no podemos obviar el camino que ha recorrido dicha persona, puesto que la misma es el resultado de su historia, de las vivencias obtenidas a lo largo del tiempo y de los aprendizajes que ha tenido dentro de ellas. De ahí que el comprender las percepciones, las concepciones y las evaluaciones que hace de las situaciones sea tan importante, pues estas ayudan a develar la forma en la que el sujeto comprende el mundo y se desenvuelve en él. Finalmente hay que recalcar el hecho de que la comunicación no nace y mucho menos se hace sola, es decir necesita de otros para poder ser ejecutada correctamente. Por ello, la comunicación no solo se vale de ella misma al estudiar a las personas, sino que se apoya en las herramientas que le brindan otras disciplinas, para así ahondar en los universos situacionales del problema a resolver y que no se quede en la superficialidad del mismo.