Los sueños provienen de los procesos prohibidos, poco realistas y a menudo infantiles, estimulados por las actividades diurnas, pero mantenidos inconscientes en gran parte gracias a nuestras defensas. En ocasiones surgen fragmentos de esos procesos inconscientes durante el día, en fantasías pasajeras, en lapsus del habla y en otras parapraxias, así como en chistes que escapan de la represión, porque no se busca que se los tome seriamente.