El conflicto, la regresión, la ansiedad y las defensas
Principales mecanismos de defensa
Identificación: juega un papel importante durante la infancia y la adolescencia, pues la identificación ayuda a moldear y dar apoyo a las características de la personalidad que parecen corresponder a las admiradas o envidiadas en otras personas. De manera que la identificación utiliza la imitación como un medio de poseer esas características deseadas.
Proyección: es la expulsión simbólica, por la cual se percibe y representa como si estuviera fuera del ego algo que en realidad está dentro de él o algo que al ego llega desde el ello o el superego.
Introyección: se refiere a una incorporación simbólica por la cual algo externo al egó se percibe y representa como si estuviera dentro de él. Suele ocurrir en las depresiones psicóticas o durante un periodo de luto.
Regresión: se da cuando hay una incapacidad de funcionar a niveles del proceso secundario totalmente maduros. Se encuentra presente en la mayoría de las psicopatologías.
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- Identificación con un objeto amoroso
- Identificación con un objeto perdido
- Identificación con el agresor
- Identificación a causa de una culpa
Represión: la represión es silenciosa, es decir, se sabe que sabe que algo que debería estar presente ha desaparecido, pero no se sabe que es. La represión aparentemente se desarrolla y utiliza al principio para “contener” los procesos primarios de los derivados del ello y cualesquiera tendencias del ego que resulten peligrosas o que las hayan prohibido las figuras paternas.
Negación: funciona a nivel consciente y preconsciente. Se trata de negar (ignorar) lo que se percibe, siente o piensa una persona frente a una situación traumática, con la intención de invalidar algo intolerable.
Desplazamiento: consiste en descargar impulsos o en cumplir fantasías inconscientes mediante el desplazamiento de un objeto a otro. El desplazamiento como una defensa del ego es igual, solo que cuando se usa como defensa del ego, la realidad somática y la externa participan como entidades aparte.
Rechazo del yo: consiste en que los impulsos o las fantasías dirigidas contra otra persona sufren un cambio de dirección y se les dirige ahora contra el yo, pero sin modificar su carácter ni su propósito.
Aislamiento: se trata de un uso equivocado de los procesos del ego normales, por medio de los cuales se conservan en circunstancias distintas organizaciones y actitudes diferentes.
Intelectualización: se refiere a llevar los conflictos al campo del pensamiento y del habla pertenecientes al proceso secundario. Se reprime todo aquello que pueda contribuir a la aparición de ansiedad.
Racionalización: se trata de justificar pensamientos, sentimientos y actos inaceptables empleando mal y distorsionando los hechos y con base en una seudológica.
Sublimación y concepto de neutralización: se refiere a la transformación de lo que alguna vez fue una sexualidad directa en un amor y una amistad, una capacidad de creación y de altruismo genuinamente no sexuales.
En los sueños se pierden los límites entre la realidad externa y la interna e incluso aquéllos entre nosotros y los demás.
Se dice que la ansiedad es patológica en los adultos cuando no puede ser justificada, cuando se la exagera o dura demasiado, o cuando da lugar a maniobras defensivas que no permiten que una persona disfrute su vida. Es también patológica cuando exige una represión o una supresión excesiva. También es patológica cuando provoca actos impulsivos o cuando distorsiona los impulsos sexuales o agresivos.
La regresión se refiere a un regreso a un nivel de experiencia y de conducta menos maduro y realista. La regresión ilumina ó revive conflictos pertenecientes al principal nivel de fijación, o, de ser profunda y completa, revive organizaciones psicodinámicas pertenecientes a las fases de desarrollo simbiótica o presimbiótica.
La distinción entre conflicto externo y conflicto interno desaparece en el momento que interviene la simbolización. Cualquier individuo internaliza sus conflictos externos junto con lo demás.
Siempre va ser importante la relación entre el proceso primario y el conflicto, esto se sabe gracias a las evidencias obtenidas de sueños, intoxicaciones, hipnosis y privación sensorial.
Gracias a la ayuda de la madre, el ego no se ve aplastado por los impulsos del ello. También por esta razón un niño necesita sentirse protegido, pues solo así el ego logra defenderse sin tener que abusar de la introyección y de la identificación.
El proceso racional, preconsciente o consciente parece tener un acompañamiento irracional e inconsciente, el cual es mantenido alejado de las organizaciones del proceso secundario gracias tan sólo a la estructura de nuestras defensas.
Tanto los conflictos sencillos, como las decisiones fáciles se encuentran simbolizados en el sistema psicodinámico.
La ansiedad es considerada normal cuando su intensidad y su carácter se deben a una situación dada y cuando sus efectos no causan desorganizaciones ni malas adaptaciones. De hecho, la ansiedad normal es útil, ya que aumenta la prontitud de la persona para la acción inmediata y vigorosa, le da sabor a la espera de algo placentero y suele ser raíz de la risa y del goce.
La regresión en sí misma no es patológica, pues cada que vamos a dormir está presente la regresión nocturna normal, que nos refresca y nos prepara para otro día lleno de interacción con lo real.
Freud llamó al sueño la vía real hacia el inconsciente, pero también es la vía real hacia la niñez y la infancia de toda persona, aunque no necesariamente tal y como las cosas fueron objetivamente, sino como las experimentó el infante o el niño.
El ego funge como regulador, dado que ejerce control sobre el principio del placer y funciona gran parte del tiempo de acuerdo con el principio de la realidad. Accede con regularidad a la percepción, al pensamiento del proceso secundario, a los sentimientos organizados y los actos coordinados.
La ansiedad primaria se describe como la sensación de verse avasallado e inerme.
La ansiedad secundaria se describe como una reacción a los efectos desintegradores de la ansiedad primaria, que pueden experimentar tanto los neuróticos como los psicóticós.
Referencia: Cameron, N. (1990). Desarrollo de la
personalidad y psicopatología. España:Trillas: