El Ecuador es un estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. Se organiza en forma de república y se gobierna de manera descentralizada.
La estructura político-administrativa del Estado ecuatoriano, a partir de la vigencia de la Constitución de dos mil ocho, pone al pueblo como el mandante y primer fiscalizador del poder público, y ubica a la participación como expresión de la soberanía popular, en el mismo nivel de la representación política.