TECNICIDADES, IDENTIDADES, ALTERIDADES: Des-ubicaciones y opacidades de la comunicación en el nuevo siglo.

La mediación Tecnológica del conocimiento en la producción social

Dos procesos están transformando radicalmente el lugar de la cultura en nuestras sociedades:

Los procesos de globalización económica están reavivando la cuestión de las identidades culturales -étnicas, raciales, locales, regionales- hasta el punto de convertirlas en dimensión protagónica de muchos de los conflictos internacionales.

Lo que introduce la revolución de las tecnicidades, no es nuevas maquinas, sino un nuevo modo de relación entre los procesos simbólicos -que constituyen lo cultural- y las formas de producción y distribución de los bienes y servicios.

Peculiaridades latinoamericanas de la sociedad del conocimiento

La subordinación de los saberes orales y visuales al orden de la letra sufre actualmente una erosión creciente e imprevista que se origina en los nuevos modos de producción y circulación de saberes y nuevas escrituras que emergen a través de las nuevas tecnicidades, y especialmente del computador e internet.

La centralidad que las tecnologías ocupan resulta enorme y contradictoria en países en los que el crecimiento de la desigualdad minimiza las relaciones deteriorando las herramientas de comunicación.

Aparición de un entorno educacional difuso y descentrado

Esta diversificación y difusión del saber, por fuera de la escuela, es uno de los retos más fuertes que el mundo de la comunicación le plantea al sistema educativo. Lo que está acarreando en la escuela no una apertura a esos nuevos saberes sino una puesta a la defensiva y la construcción de una idea negativa y moralista de todo lo que desde el ecosistema comunicativo de los medios y las tecnologías de comunicación e información la cuestiona en profundidad.

Cambios en los mapas laborales y profesionales

Las condiciones de competitividad entre todos se traducen en fragmentación tanto del oficio como de las comunidades de oficio. Los nuevos modelos de empresa hacen así imposible el largo tiempo, tanto en el sentido de la pertenencia a una colectividad empresarial, como en el de la carrera profesional. También el nivel salarial tiene cada vez menos que ver con los años de trabajo en la empresa: hoy profesionales que llevan muchos años en una empresa son sustituidos por jóvenes recién llega-dos que además entran a trabajar ganando el doble del sueldo de los antiguos.

Cambios de fondo en la percepción y el sentido de las identidades

Hasta hace muy poco decir identidad era hablar de raíces, esto es, de raigambre y territorio, de tiempo largo y de memoria simbólicamente densa. De eso y solamente de eso estaba hecha la identidad. Pero decir identidad hoy implica también -si no queremos condenarla al limbo de una tradición desconectada de las mutaciones perceptivas y expresivas del presente- hablar de migraciones y movilidades, de re-des y de flujos, de instantaneidad y desanclaje.

Nuevas figuras de ciudadanía

Frente a la ciudadanía de "los modernos" que se pensaba y se ejercía por encima de las identidades de género, de etnia, de raza o de edad, la democracia está necesitada hoy de una ciudadanía que se haga cargo de las identidades y las diferencias. Pues la democracia se convierte hoy en escenario de la emancipación social y política cuando nos exige sostener la tensión entre nuestra identidad como individuos y como ciudadanos, pues sólo a partir de esa tensión se hará posible sostener colectiva-mente la otra, la tensión entre diferencia y equivalencia (igualdad).

Desubicación y reubicaciones de letras

Así como el computador nos coloca ante un nuevo tipo de tecnicidad, nos hallamos también ante un tipo de textualidad que no se agota en el computador, el texto electrónico se despliega en una multiplicidad de soportes y escrituras que, de la televisión al videoclip y del multimedia a los videojuegos, encuentran una compleja y creciente complicidad entre la oralidad y la visualidad de los más jóvenes.

Es en las nuevas generaciones donde esa complicidad opera más fuertemente, no porque los jóvenes no sepan leer o lean poco sino porque su lectura ya no tiene al libro como eje y centro de la cultura. Con lo que es la noción misma de lectura la que está en cuestión, la que al quedarse sin su centro estalla obligándonos a pensar el desorden estético que introducen las escrituras electrónicas y la experiencia audiovisual. Pues la visualidad electrónica ha entra-do a formar parte constitutiva de la visibilidad cultural, esa que es a la vez entorno tecnológico y nuevo imaginario "capaz de hablar culturalmente -y no sólo de manipular tecnológicamente-, de abrir nuevos espacios y tiempos para una nueva era de lo sensible"

LIC. JUAN MARTIN DOMINGUEZ GARCÍA

MTRO. DAVID PARYNUVE MARTINEZ ANDA

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